jueves, 8 de septiembre de 2011

Cándido o la poética de la ingravidez

Desde los cielos pertrechados de soles, que constriñen las nubes con su estrato lumínico, apenas esbozados con la ingravidez poética de las aguadas desvalidas, hasta las playas de humanos deportados, inexistentes por tanto, y que dejaron el estremecimiento de sus historias enredados en los juncos y su inmovilidad de siglos aparentes, como canciones desaprendidas entre la sutiliza del paisaje. Todo en la obra de este artista atento es un salmo entonado por voces inaudibles que representan la grandeza del Creador agnóstico con religiosidad premeditada. Hay un silencio alevoso en cuanto la acuarela abarca, que habla por la lengua sabia de los mil idiomas. Eso la hace comprensible para el ojo del humano exiliado de su universo que, sin embargo, parece habitarla a lo lejos. 



Este fragmento forma parte del texto de presentación de mí última exposición y es obra del magnífico poeta y amigo Antonio Arbeloa.
En próximas entradas seguiré con el contenido de este texto poético.









www.artcandido.com 

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